lunes, mayo 23, 2005

Curando el alma

La oscuridad vence a los seres que quieren más que nada ser luces en un firmamento dolorido y delirante.
Pero la manta de lo que no es visible cubre todo y nubla con agua las caras, mientras que es el fuego el que purifica tanta necedad, tanta terquedad, tantas palabras claras e incomprensibles a la vez.
Si se paran pueden revolear la manta para destaparse, limpiarse y verse.
Por que allí mismo donde algo los enfrenta, está el sentir.
Sólo sería necesario comprensiones que no se dan en su tiempo y en su espacio correctos, comprensiones que vagan por la atmósfera y no atinan a entrar y dejarse absorver por las células más profundas capaces de cambiar todas las realidades.
El ser humano es capaz de expresarse de formas tan dolorosas e hirientes que es por eso que Dios sólo le dió la posibilidad de hablar a una sóla de sus criaturas y con eso ya fue demasiado.

Escribo porque tengo la vagancia en la boca.