Amiga
En estos días mi amiga Natalia me avisó que el 9 de diciembre se va a casar y me pidió que sea su madrina. Ella hace muchos años que convive con su marido (digo marido porque no es un simple papel el que da ese "título") y tiene 3 hijitos que son mi debilidad. El día que me llamó y me pidió ser la madrina, la emoción que sentí fue tanta que me temblaba la voz y se me humedecieron los ojos. Entre todas las personas que conoce me consideró tan especial como para pedirme algo tan importante y eso, es simplemente maravilloso.
Este año
La vida este año, no dejó de sorprenderme. Se me dió vueltas tantas veces que hay momentos en que no sé muy bien dónde estoy parada y me pasa que pierdo los límites de la realidad y lo onírico.
Estaba parada ante la vida de una forma cuando cambió todo desde todos los puntos de vista en que se puede cambiar y cuando más o menos estaba acomodándome, todo se giró y nuevos cambios llenaron todo y luego otra vez los cambios y ahora estoy inmersa en un nuevo cambio de rumbo y de objetivos.
Lo que más me sorprende de todo, soy yo misma. Debería estar alterada, nerviosa, loca, deprimida, debería ser la misma sumatoria de todos los sentimientos descubiertos en el ser humano y sin embargo, soy feliz, estoy tranquila, me siento permeable a todo y esto me resulta genial, ya que todo me llega de una forma especial y hasta las cosas más complejas me encuentran de un humor excelente.
Escribo porque tengo la vagancia en la boca.