viernes, junio 03, 2005

Vendedor ambulante de las calculadoras de sentimientos

Buenas tardes damas y caballeros, vengo hoy a ofrecerles directamente del importador al consumidor, esta fabulosa y magnífica maquinita calculadora de sentires y sentimientos.
No ocupa lugar y la puede llevar la dama en su cartera o el caballero en su bolsillo.
Con esta maquinita usted puede calcular el monto exacto de cualquier estado de ánimo o sentimiento que quiere tener y brindar a los demás. Por ejemplo, el chofer no tenía muchas ganas de dejarme subir a su colectivo, entonces yo le ofrecí la calculadora con un número bajo de malas ondas y la mía propia la puse, como verán en un monto alto de indiferencia, de esta forma es que aquí estoy, ofreciéndoles esta revolucionaria calculadora. Les voy a hacer una pequeña demostración, ¿Hay aquí entre los pasajeros alguna persona con mal de amores, con mucha tristeza porque tiene problemas familiares o con broncas por problemas irreconciliables en el trabajo? Sí señora ya la ví, sí señor está bien, sí nena ya, ya, calma, voy a hacer la demostración con cada uno de ustedes, a ver vamos a empezar con la niña, ¿qué es lo que te pasa querida?
"Mi maestra me odia, siempre me pone notas bajas y yo la odio, la odio tanto que me tiemblan las manos de ganas de matarla" Bueno, tomá tu calculadora querida, fijate, fijensé, ¿ves acá que dice odio? bueno, vamos a bajar este número porque es muy alto, ahí está, observen damas y caballeros, hasta le ha cambiado el semblante, ahora deberías regalarle una a tu maestra con el número de su odio ya arreglado y bajado. Bien a ver señor, ¿cuál es su problema? "Estoy enamorado de mi secretaria pero sé que ella no querría estar conmigo y hace mucho que sufro, por las noches lloro antes de dormirme". Bien veamos, acá está su calculadora y noooo, hay que bajar este número de amor, está bien amar y enamorarse pero no tanto hombre, bájelo, ahí está ¿ya está mejor no? Espere, no se vaya vamos a subir un poco la autoestima, ahí está, luego si puede en algun descuido tome la calculadora de su secretaria y bájele la autoestima ¡quién se cree que es! ¡Madonna! así verá cómo se empezará a fijar en usted, ¡qué tanto!. No, hombre, de nada, vaya tranquilo. Bueno, sí, señora venga, a ver ¿qué le ocurre? "Estoy muy deprimida no encuentro sentido a la vida, no sé qué hacer..." Está bien, no, no llore, conozco este sentimiento tan común hoy en día, a ver, tome su calculadora, mmmm muy alto el número de consideración con los demás, bajémoslo, mmm muy bajo el amor propio y mucha indiferencia con la vida acá vamos a poner un...mmm, ahí está bien, eso va a estar mucho mejor, ¿cómo se siente?, ¡miren damas y caballeros hay una sonrisa en su cara!, y tiene luz en los ojos, la felicito. Sí, señor, sí señora, tranquilos, hay para todos cada uno a su tiempo, bueno, bueno, hagan una fila, no se peleen, pero por qué la agresión, si hay para todos les digo, no, a mí no, ¡ay!, ¡mi bolso!, devuélvanmelo, ¡ay!, no, chofer, ayúdeme, no, ¿qué hace?, no, no, NO, VUELVA ACÁ, EEEEEYYY.....

Calculadoras de sentimientos

Todos tenemos una maquinita calculadora de sentimientos. Algunos le dan poco uso, algunos un poco más y algunos le dan un uso abusivo.
Con esta maquinita calculamos cuantos odios y amores entregamos, cuanta capacidad de sentir le podemos permitir a nuestro corazón.
A veces, puede suceder, nuestra maquinita calculadora se queda sin baterías y ese es el momento en que muchos ven la vida diferente y deciden nunca más recargarla, otros se desesperan ante la dadivosidad descontrolada de sus sentimientos y corren a buscar nuevas baterías y cuando consiguen compran 2 o 3 para ya tener de repuesto para la próxima vez.
"Yo quiero amar a Felipe, pero no mucho, porque si se va, no quiero sufrir" entonces se fija usted en su maquinita y resta o divide, pero nunca sume o multiplique, y cuando tenga el resultado que desea, listo.
"Yo quiero odiar a Palmira, porque es realmente una mala persona" sume y multiplique hasta conseguir lo que desea.
Y así...
Tarde o temprano, llegará un día en que hagamos mal una cuenta, o que la maquinita se nos rompa o se nos pierda y ese día nos encontraremos cara a cara con un corazón liberado que sentirá placeres y dolores, alegrías y tristezas, odios y amores, con todo, a lo grande y uno sentirá todo eso, a veces flotaremos en nubes de algodones, a veces nos dolerá el cuerpo y sangraremos de los azotes, a veces oleremos la flores más hermosas de la tierra y a veces solo el olor de la muerte. Y así, el último día de la vida, podremos decir "pero...quién me quita lo bailado" o algo parecido.

Escribo porque tengo la vagancia en la boca.